La arquitectura es un equilibrio perfecto entre ciencia y arte. Cuando vemos un edificio terminado, esa conjunción se mantiene, tan compensada, que percibimos la obra como un todo indivisible. Sin embargo, hay un momento en que la obra es solo arte; el primer momento, cuando los trazos marcan el camino a seguir. Por eso, esta semana te traemos algunos bocetos de nuestros arquitectos preferidos. Una verdadera demostración de talento en tiempos de renders.
Hace unos meses, compartimos contigo una muestra de las mejores fotografías de arquitectura. Hoy nos sumergimos en el germen de la creación de un proyecto, los esbozos con los que el arquitecto conceptualiza su obra. Como veras a continuación, en muchos de ellos se reconoce el estilo del autor más allá de su arquitectura, porque su dibujo tiene mucho que ver con sus edificios. Metódicos, detallistas, sintéticos, fluidos, rotundos… Rasgos de personalidad que los hacen inconfundibles y que nos ayudan a atisbar el momento mágico de la creación artística. Un momento todavía carente de presupuestos y normativas urbanísticas. Una fantasía que aspira a convertirse en realidad. Vamos a verlos.
El pope del Movimiento Moderno dibujaba como pensaba: simple en las formas y complejo en el contenido. Sus bocetos se centran en diversas perspectivas y van desde el croquis más conceptual, en el que se tienen en cuenta aspectos de orientación, clima, soleamiento, vegetación y habitabilidad, hasta otras vistas más elaboradas, como planos subjetivos inmersos en sus obras antes de existir. Auténticas ventanas a su universo realizadas con la maestría que cabe esperar de una de las figuras más destacas en la historia de la arquitectura.
No hay rectificaciones ni vacilaciones en los trazos de Zaha. Sus líneas gruesas y rápidas recorren el papel con decisión y generan sombras y contrastes que configuran la estética del edificio. Pero, la Pritzker iraní llega más lejos en sus bocetos conceptuales, con figuras abstractas que sirven de estudio para sus obras posteriores. No es difícil entrever en sus dibujos más crípticos la esencia de las formas que luego se transformarán en edificios, muebles y esculturas. Una genuina artista integral con un dominio absoluto del dibujo y sus capacidades expresivas.
Sus dibujos son de una limpieza y simplicidad absolutas. Parece increíble que fuera capaz de sintetizar su arquitectura en apenas unas pocas líneas; trazos gruesos, negro sobre blanco, que, sin embargo, adquieren una dimensión casi escultórica. En los bocetos de Brasilia o de la Casa das canoas, los contornos de los edificios parecen calcados al trasluz de una fotografía. Es tal la precisión de las formas, que nos da una idea de la claridad conceptual que su autor tenía a la hora de dibujar. Casi se podría decir que empezaba a construir sus proyectos sobre una hoja de papel.
La arquitectura de Frank Ghery tiene algo de confuso. Es difícil saber dónde empieza una parte y dónde termina la otra. Y eso, en su caso, es una virtud. Los límites se retuercen hasta difuminarse y formar parte de una amalgama que, a pesar de ello, acaba por tener sentido. Pues bien, a la hora de dibujar, el Pritzker canadiense hace exactamente lo mismo. Apenas necesita levantar el lápiz del papel para crear un proyecto entero. La plasticidad de sus bocetos es idéntica a la de sus obras, tan cercanas a la escultura y tan aparentemente improvisadas y dinámicas. Sin lugar a dudas, en nuestra particular selección, lo situaríamos en el extremo de Niemeyer.
Los bocetos del segundo padre del Movimiento Moderno son también inconfundibles. No tanto por el dibujo en sí, como por la arquitectura que representan. Los espacios diáfanos y el contraste de sombras, marcadas por las líneas rectas y las perspectivas sencillas y despejadas, no dejan lugar a dudas. Además, por si fuera poco, también incluye las habituales esculturas de figuras humanas presentes en obras tan icónicas como el Pabellón Alemán de la Exposición Universal de Barcelona. En realidad resulta sorprendente que pueda reconocerse el estilo de Mies despojado de una de sus principales señas de identidad, la importancia de los materiales. Será que hay mucho más bajo los mármoles del Pabellón Alemán y el ónix de Villa Tugendhat.
Fotos: MOMA New York, Rosenthal Center for Contemporary Art, Architect on Tour