Si cuando escuchas “Feng Shui” te suena a chino, hoy lo va a dejar de hacer. Se trata de uno de los estilos decorativos más en boga actualmente, con una técnica basada en la búsqueda del equilibrio y la energía de la persona a través de la composición de los espacios. Su principal objetivo es lograr un ambiente donde prime la relajación, la tranquilidad y la comodidad. ¿Qué más podemos pedir a nuestro hogar? Si te identificas con estos conceptos, el Feng Shui es lo tuyo.
El Feng Shui es una filosofía china que nació hace más de 3.500 años. Su máxima principal es el flujo de energía llamado Chi. Esta fuerza debe fluir hasta convertir la energía negativa en positiva, pero, para conseguirlo, es fundamental rodearse de espacios armoniosos, que propicien una mejor calidad de vida y un equilibrio de energías. Aplicar el Feng Shui en tu hogar significa poder sentirte en paz.
Ahora que ya conocemos de dónde procede esta técnica tan preciada por los diseñadores de interiores, vamos a adentrarnos en algunos de sus secretos.
El Feng Shui sabe bien con qué trabajar para proteger el medio ambiente, por eso lo natural y ecológico es la base de su éxito. Materiales como la madera, el bambú, el yute o el mimbre cumplen a la perfección los preceptos de esta filosofía, a la vez que tienen un gran potencial estético y dan calidez al hogar.
Si hay algo que hace que la energía fluya es un espacio capaz de propiciar el movimiento y, para ello, el orden es esencial. ¿No lo has sentido alguna vez? Llegar a casa y que todo esté ordenado nos da una sensación de alivio, respiramos profundamente y nos relajamos con mayor facilidad. El Feng Shui propone disponer de cajoneras y armarios bien ubicados para que el proceso sea más sencillo.
En el Feng Shui se debe hacer el vacío, es decir, hacer limpieza profunda de todo aquello que no nos aporta nada. El secreto es crear un ambiente donde el vacío también ocupe su lugar, encontrar ese equilibrio entre objetos que transmiten buenas vibraciones y espacios en los que puedes encontrarte a ti mismo, sin estar rodeado de nada.
Además, en estos ambientes Feng Shui los colores adquieren una relevancia especial y no son solo un elemento decorativo. Según esta teoría, cada color se relaciona con un elemento natural: agua, fuego, tierra, metal y madera. El secreto radica en conectar con tus energías a través de ellos, de manera que cada estancia será de una manera dependiendo de la actividad que se vaya a realizar en ella.
En un entorno Feng Shui, las plantas ayudan a crear un lugar con vida, libre de tóxicos y limpio de energía negativa. Jugar con diferentes tipos también facilitará que encuentres la atmósfera que buscas en cada rincón de tu hogar. Por ejemplo, puedes optar por un conjunto de plantas aromáticas en la cocina para que cada vez que entres, se active tu olfato y te cargues de energía positiva. Por otro lado, es interesante escoger plantas que se caractericen por su frondosidad para el salón o la habitación. Proteger del calor y purificar el aire son otros de los beneficios que obtendrás si eliges esta tendencia, dos premisas esenciales para proteger tu salud.
¿Te has parado a pensar qué necesita cada rincón de tu hogar? Si nos decantamos por la decoración Feng Shui, este concepto cobra un nuevo sentido.
El recibidor es lo primero que ves al entrar a una casa. Si en el Feng Shui estamos continuamente hablando de energías, queda claro que la que se transmite al abrir la primera puerta es vital. Aquí es donde se deben hacer visibles los puntos principales de la decoración Feng Shui: el orden, una buena iluminación y fomentar la energía positiva a través de naturaleza. A nivel de mobiliario, es mejor apostar por piezas livianas que por muebles voluminosos, para trabajar así esos momentos de vacío que permitan los flujos energéticos entre las personas y los objetos.
El dormitorio es la habitación más íntima de una casa. En él hay que poner atención en los elementos principales que la componen, en especial la cama. Según la teoría Feng Shui, es importante que tenga un espacio por debajo, para que la energía fluya completamente a nuestro alrededor. Su ubicación no debe estar alineada con la puerta, ya que eso genera sensación de incertidumbre y vulnerabilidad. Y, si es posible, la zona de los pies debe estar protegida por algún mueble de mayor altura como un baúl o una cómoda.
En el dormitorio adquieren una especial relevancia los espejos. Seguro que alguna vez has escuchado la frase: “no se debe dormir con un espejo justo delante de la cama”. Esta afirmación se cumple en el Feng Shui, que promueve que los espejos mejor se eviten en el dormitorio, pero si es imposible, recomienda taparlos durante las horas de sueño.