La humedad es uno de los problemas más comunes y molestos en el baño. Sobre todo, porque es la principal causa de la aparición de moho en tus muebles, baldosas y juntas. Además, es difícil de evitar, ya que el agua es un elemento imprescindible en esta parte de nuestra casa y hay un contraste de temperaturas continuo. Pero no te rindas, hay algunas soluciones muy sencillas que puedes poner en práctica. Te las contamos a continuación.
El moho, aparte de ser molesto y estropear las superficies de tu hogar, es peligroso para la salud ya que es el causante de enfermedades como el asma, alergias respiratorias, dermatitis, dolor de cabeza o sinusitis. Por ello, si queremos prevenir que estos organismos se apoderen de nuestras paredes y muebles es importante llevar una adecuada limpieza y mantenimiento. Pero aún hay más cosas que podemos hacer, sobre todo para casos complicados.
Ventilar el baño después de una ducha es imprescindible para evitar la condensación. Abre las ventanas hasta que veas que el vapor ha desaparecido por completo. Con ello conseguirás que haya una corriente cruzada y evitarás que se forme la molesta humedad.
Si tienes ventanas, para un mayor aislamiento térmico puedes optar por ventanas de doble acristalamiento. Con este sistema conseguirás aislar tu baño de las bajas temperaturas, sobre todo en invierno, y minimizarás el contraste de temperaturas que genera la condensación.
¿Y si no tengo ventanas en mi baño o no soporto el frío en invierno? No te preocupes, hay otras soluciones como sustituto a una ventana, por ejemplo, instalar un extractor de aire o un calefactor. En cuanto a los extractores, expulsan el aire y la humedad del interior hacia fuera. Existen dos tipos; los fijos, que se colocan en el techo o en una pared y los portátiles, que no requieren ningún tipo de obra. Por otro lado, también puedes recurrir a los calefactores, que, aparte de dar calor, reducen la condensación al mínimo.
Ya sabemos que parece imposible, pero algunas plantas son capaces de mantener a raya la humedad. Es más, los ambientes con una elevada humedad son necesarios para su supervivencia, pues absorben una gran parte a través de sus hojas. El espárrago, la aspidistra y el espatifilo son ideales, puesto que requieren pocos cuidados y muy sencillos. Lo único: evita el contacto directo con la luz si quieres que sobrevivan.
En cambio, plantas como la begonia, necesitan que estés más pendiente; en invierno no necesitan tanto riego, pero en verano debido al calor, es ideal que las riegues más a menudo. Un poco de mimo y cuidado, harán que tú casa esté protegida y purificada.
Una forma de evitar la humedad y el moho es elegir muebles anticondensación. Un espejo antivaho es una muy buena opción ya que es el elemento de nuestro baño donde la humedad es más visible. ¿Cómo funcionan? Tienen una resistencia eléctrica que calienta el cristal y evita que la humedad se condense en él. No eliminará la condensación del todo pero evitarás tener que esperar para poder hacer uso del espejo tras la ducha.
Por otro lado, la pintura anticondensación es una buena opción gracias a su estructura de microesferas huecas, que funcionan como aislamiento térmico y dificulta la expansión de la humedad en las paredes de tu baño.
Además de ventilar tu baño, es importante secar las superficies en las que se acumule una mayor condensación cada vez que te des una ducha o un baño. Presta especial atención a la mampara o las cortinas de tu ducha, ya que son las zonas donde más se acumula el agua y, por lo tanto, más difíciles son de secar.
Como ya te habrás dado cuenta, otro de los elementos que sufre más condensación en el baño son las juntas. Para acabar con el moho te recomendamos aplicar productos específicos. Los hay muy eficaces y, si eres constante, conseguirás eliminar y evitar la aparición de estos microorganismos patógenos.