La discusión acerca de si los campos electromagnéticos que producen los aparatos electrónicos o incluso el WiFi supone un peligro para la salud lleva bastantes años sobre la mesa. Por eso muchos expertos recomiendan reducir la exposición a los campos electromagnéticos en el hogar. A continuación, te contamos cómo evitar sus efectos.
Lo cierto es que están por todas partes y apenas nos percatamos de su existencia, a pesar de que con el tiempo han ido ganándonos terreno en casa: teléfono móvil, iluminación, router, radio despertador, televisión, lavadora, ordenadores… Todos ellos generan una contaminación electromagnética que aunque invisible, está más que presente. Así, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), numerosas investigaciones sugieren que los campos electromagnéticos –ya sean de altas y/o bajas frecuencias– pueden alterar la biología tanto de las personas como de los animales.
Una alta exposición a campos electromagnéticos se asocia a problemas de mareos, fatiga, dolor de cabeza, picor de piel, ansiedad, depresión, pérdida de concentración, de memoria y alergias, entre otros muchos efectos. Tanto es así que la OMS aconseja aplicar ya el principio de precaución, pues algunas de estas radiaciones se han llegado a calificar como posibles carcinógenas.
Aunque visto lo anterior, parece imposible escapar de ellas, puedes minimizar su presencia en el hogar si sigues estos sencillos consejos:
Es cierto que no podemos controlar todos los factores que afectan a la radiación electromagnética, pero si ponemos en práctica los consejos que acabamos de ver, por lo menos, conseguiremos reducir su intensidad en nuestro hogar.