Nadar bajo las estrellas está muy bien, pero ¿quién no ha soñado con tener una piscina dentro de casa? Las piscinas de interior transmiten una sensación de paz difícil de igualar. Con la arquitectura como límite, el agua se transforma en un elemento contenido que parece cobrar vida. Quédate con nosotros y sumérgete en algunos de sus mejores ejemplos, desde los más clásicos a los más vanguardistas.
Ya sea por necesidad en climas fríos, por la posibilidad de disfrutar de la piscina todo el año, o, sencillamente, por su valor estético, las piscinas de interior son un factor muy a tener en cuenta en la arquitectura contemporánea. A pesar de que su origen se remonta a las termas romanas y a los baños árabes, ha sido durante el pasado siglo XX cuando este tipo de construcción ha comenzado a popularizarse, sobre todo en hoteles, aunque también en algunas viviendas particulares. Eso sí, siempre con resultados espectaculares.
Ya os hemos hablado de ella, pero no podía faltar en esta selección. Barragán diseñó su último proyecto en 1976, con 80 años y después de casi diez sin actividad profesional. En este caso, el genial arquitecto mexicano resolvió un solar largo y estrecho con dos volúmenes separados por un patio y conectados por un largo corredor de tonos amarillos que termina en una sala de estar con una piscina de color azul profundo y una columna roja. A través de una abertura superior, la luz cenital incide en el agua y crea reflejos que se multiplican por toda la estancia y que van variando a lo largo del día. Una verdadera obra de arte.
Viajamos del colorido y la calidez de México a la sobriedad suiza. Y lo hacemos de la mejor manera posible, gracias a esta obra de arte concebida como una escultura neobrutalista. Hablamos de dos casas proyectadas por AFGH que se relacionan a través de una zona común subterránea… Y ahí es donde empieza el espectáculo. Frente al hormigón en bruto de las fachadas y los maravillosos salones a doble altura -las chimeneas son brutales, en toda la extensión del término-, al bajar las escaleras las paredes se revisten de mármol gris y nos encontramos con una piscina de 15 metros de longitud iluminada por la luz cenital de un gran tragaluz.
De este proyecto nos gusta todo: Su integración con las casas colindantes, la composición de huecos de la fachada y, sobre todo, el aprovechamiento de los espacios. De hecho, hoy os la traemos porque en solo 56 metros cuadrados de parcela, sus propietarios disfrutan de piscina en verano y en invierno. El sistema es tan simple que llama la atención: una doble cristalera permite abrirla completamente al patio y al salón. Así, la piscina puede utilizarse abierta, cerrada al interior, o cerrada al exterior. Sencillamente genial.
Ahora más de lo mismo, pero en el extremo opuesto del espacio. El clima de Malasia ha hecho posible esta piscina interior-exterior. Algo fácil cuando sus paredes son una maravillosa celosía de hormigón cuyo diseño nos retrotrae a los esquemas compositivos de Le Corbusier en la India. Estructuralmente, la pendiente del terreno hace que la planta de acceso se despegue del suelo, lo que eleva la piscina entre las copas de los árboles y aumenta la sensación de ingravidez del conjunto. Una maravilla.
Terminamos por todo lo alto en esta espectacular casa palaciega rodeada de robles y castaños. Un proyecto que ha recuperado la construcción original, respetando sus espectaculares muros de piedra y sus artesonados de madera para combinarlo con lo mejor de la arquitectura más vanguardista. Todo el edificio es un espectáculo, pero, si vamos a lo que nos ocupa hoy, la piscina situada en la planta baja, con ventanales y esa mezcla constante entre el hormigón, la piedra y la madera nos ha conquistado.
FOTOS: Ed Simon, Garden Atlas, Valentin Jeck, Luc Roymans, Kent Soh, Interior Design.