Palmares es puro arte

Un viaje por las ideas que han inspirado cada proyecto, plasmadas en 160 obras realizadas en grafito, aguadas y acuarelas. Para hacerlo realidad, los arquitectos han llevado a cabo una inmersión técnica en las características de la ubicación, en los materiales locales, la vegetación autóctona, la orientación del terreno y la función que desempeñan los distintos edificios y sus instalaciones. Sin embargo, en lugar de traducirlos en datos fríos y objetivos, los resultados de la investigación se han pasado por el tamiz del arte y se han materializado en la paleta de colores y texturas que da vida al proyecto, en los trazos maestros que se amoldan y moldean la orografía, y en su capacidad para dinamizar el alrededor. Una sinergia en la que la arquitectura da sentido a la naturaleza porque la naturaleza previamente ha dado sentido a la arquitectura.

Así se explica la perfecta integración de nuestro resort Palmares. Porque sus volúmenes y sus colores se fundamentan en un procedimiento orgánico. En las acuarelas expuestas en VETA, asistimos a una idealización del proyecto, en su más puro sentido de “idea”. En ellas, las anotaciones se entrelazan con las pinceladas sobre el papel y los tonos ocres se mezclan con el azul del océano. Una serie de mapas, croquis y estudios de paisaje que transmiten la riqueza natural de la costa sur de Portugal, de sus playas y de las tonalidades que percibiríamos si arribásemos en barco o la sobrevolásemos en avión. Un ejercicio de abstracción destinado a convertirse en pura concreción; la misma que hoy podemos ver materializada en el Clubhouse, los Signature Apartments o la Signature Villa 19. Construcciones que emergen de la tierra como estratos geológicos y que convierten Palmares en parte del Algarve.

Entre las pinturas expuestas, podemos ver además obras pertenecientes a proyectos tan representativos como el Estadio de Atletismo de Olot, toda una declaración de intenciones por parte del estudio. Un verdadero hito con el que fijó sus máximas arquitectónicas con respecto a la relación entre arquitectura y entorno, hasta el punto de convertirse en un proyecto mundialmente reconocido. Tanto o más que otros, como el más vinculado a la concesión del Pritzker, el Museo Soulages, cuyas formas tan características se aprecian perfectamente, en el mismo color que su acero corten en las pinturas de Atlas RCR.

Obras con tanta fuerza como el Faro Horizontal de Punta Aldea, en Gran Canaria, en el que sus aguadas de tinta y lápiz nos remiten a las marinas más frías de Turner; o la gran sorpresa de la exposición, los propios estudios de RCR para el futuro edificio de VETA by fer Francés. En ellos, el morado de los dibujos da corporeidad a los tejados en diente de sierra que caracterizan el edificio principal de la galería. Se percibe el legado industrial y la voluntad de RCR de respetarlo, de fundirse con Carabanchel sin renunciar a la vanguardia, a la propia del estudio, a la de la galería y a la del imparable movimiento cultural que está transformando el barrio. Una vez más, tanto en plena naturaleza como en plena urbe, RCR vuelve a hacer suya la arquitectura del paisaje.