La adolescencia es una etapa de continua búsqueda de identidad. Tener un espacio propio que cubra las necesidades y coincida con los gustos del joven es de vital importancia. Al fin y al cabo, será su refugio, un espacio donde descansar, estudiar o disfrutar del tiempo libre. Por mucho que nos duela, es hora de despedirnos de la decoración infantil y escuchar la opinión del adolescente para obtener una habitación perfecta. Te contamos qué debes tener en cuenta y cómo distribuir el espacio en diferentes zonas.
Antes de comenzar con la decoración de esta habitación podemos usar una app de IA y así saber, con antelación, cuál será el resultado final.
Es importante contar con la opinión del adolescente en la toma de decisiones. Es quien va a ocupar ese espacio y debe estar cómodo. El confort y la identidad propia marcarán la línea decorativa y sus gustos e inquietudes pueden inspirar el tema central. Esta etapa vital en la que demandan una mayor independencia busca reflejar su personalidad. Este refugio debe hablar de ellos, mostrar quienes son y cómo se sienten. Fotos y posters ayudan en la creación de un espacio exclusivo.
Los colores aportan un sello único a la estancia. Combinar los tonos de las paredes con los muebles y elementos decorativos sin sobrecargar es la decisión idónea.
Una habitación se puede distribuir en distintas zonas según la actividad que se va a desarrollar en cada una de ellas. Te hablamos de cuatro esenciales, cómo decorarlas y la importancia de cada una de ellas.
El cambio de cama es incontestable, nuestros hijos crecen y la cama infantil debe cambiarse por una adaptada a las necesidades y medidas del adolescente. El descanso es vital para su buen desarrollo. Existen diferentes tipos de camas entre las que podemos elegir.
Que los adolescentes cuenten en su propio espacio con una cama extra para recibir visitas es un plus para su habitación.
En la etapa adolescente, las horas de estudio aumentan y por ello es importante contar con una buena zona de trabajo, cómoda y amplia en la que realizar las tareas diarias. Una buena mesa o escritorio y un asiento cómodo son imprescindibles.
Existe una gran variedad de mesas entre las que poder elegir, que se adaptan a cualquier tipo de decoración y espacio. Alargadas, plegables o encajadas en un elemento estructural. Materiales como la madera de roble o de olivo son perfectos para estancias bien iluminadas y aportan un aspecto rústico. Los materiales metálicos son más brillantes y, por ello, encajan en zonas poco iluminadas.
Independientemente de la forma o material de un escritorio, debe ocupar lo suficiente para trabajar a gusto. Las superficies lisas y mates evitan incómodos brillos o reflejos. Al mismo tiempo, elementos como estanterías, repisas o cajones ayudan a la organización y almacenaje de papeles, libros o bolígrafos.
El asiento que elijamos para nuestro hijo debe ofrecer comodidad y un correcto apoyo lumbar. La altura regulable y las funciones de reclinado favorecen el cuidado de su espalda. Ya sea polipiel, piel sintética o ecopiel, lo primordial es que el asiento sea transpirable y fácil de limpiar.
La iluminación natural es esencial: aprovechar las horas de sol supone un ahorro en nuestra factura y favorece el trabajo y la concentración, además da calidez y luz en toda la estancia sin deslumbrar. Para la noche, un buen flexo en el escritorio será imprescindible.
Tocar la guitarra, leer, jugar a la consola o escuchar música, son actividades esenciales en la adolescencia que requieren un buen lugar para practicarlas. Si es posible, debemos dedicar un rincón en la habitación para ello. Un lugar distendido para desconectar de sus preocupaciones. Un puff, sofá o sillón serán perfectos . También podemos utilizar una mesa auxiliar donde instalar la videoconsola y la pantalla o el altavoz para disfrutar de una buena lista de música.
La optimización del espacio es clave para sacar un mayor partido a la estancia. Los muebles para el almacenaje son nuestro mejor aliado. Armarios, estanterías o cajoneras evitarán el caos y el desorden típicos de esta etapa de la vida.
Encontramos diferentes armarios roperos que pueden adaptarse al estilo decorativo elegido: abiertos, empotrados, burros o con varias puertas en las que instalar un espejo. La distribución interior debe facilitar el orden de las prendas.
Por último, la cómoda aporta un extra de almacenaje en el que guardar complementos sin colgarlos de una percha.
Construir un espacio único y con identidad para un adolescente debería ser una tarea sencilla y disfrutable. Debemos escuchar su opinión e ideas y, junto con las nuestras, crear el ambiente perfecto. Para descansar, estudiar y disfrutar de una estancia ordenada y muy personal.
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