Cary Grant con el decorado de la Casa Vandamm en Con la muerte en los talones.

Los voladizos son, junto con la altura, los dos grandes retos estructurales. Seguramente porque, al final, los dos son lo mismo, alejarse del punto de apoyo, ya sea en vertical, o en horizontal. Si bien la altura es espectacular, por su magnitud, los voladizos tienen algo de mágico. Su oposición a la gravedad desafía las leyes de la física y, sin embargo, se sirven de ellas para existir. Sea como fuere, la ingravidez, proyectada de manera más o menos dramática, confiere a la casa una sensación de movimiento que también resulta paradójica. Una casa no se mueve. Eppur si muove.

Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright.

Frente a la estaticidad que podría tener el pabellón de Barcelona de Mies, las casas que vamos a visitar transmiten dinamismo, porque sus fuerzas son dinámicas. No hablamos de un bloque firmemente posado en el suelo, sino de una tensión que se extiende más allá de lo natural; una tensión que hay que reconducir para que juegue a nuestro favor. Por supuesto, esto es más complicado, más complejo y, desde luego, más caro. Pero el resultado merece la pena.

Chemosphere de John Lautner.

Y, si no, juzgad vosotros mismos.

Villa Monzeglio

Villa Monzeglio.

Villa Monzeglio se eleva literalmente en las Colinas de Bello Monte, abierta a una de las mejores vistas de Caracas. Se construyó en plenos años 50, una década en la que Venezuela se hallaba en plena expansión, con una economía boyante y una inmigración europea dispuesta a materializar en su nueva patria lo mejor de las vanguardias del viejo continente. De hecho, no lejos de Villa Monzeglio, se encuentra Villa Planchart, una auténtica maravilla creada por Gio Ponti de la que os hablaremos en otro artículo.

Villa Monzeglio.

Pero volvamos al borde del precipicio y dejemos hablar a otro arquitecto italiano, quizá menos ilustre que Ponti, pero igualmente audaz y atrevido en sus planteamientos formales; el gran Antonio Montini, más conocido como “Nigra” Montini y presunto pariente del Papa Pablo VI. Un parentesco, cuya dudosa veracidad, no le impidió hacer su particular ascenso a los cielos; de hecho, las estancias sociales vuelan literalmente sobre el desnivel y se orientan al paisaje a través de una enorme cristalera. Por su parte, la entrada y las partes privadas se anclan a la parte superior de ladera, por lo que, al entrar desde la parte contraria, los espacios interiores del voladizo mantienen cierto efecto sorpresa para el visitante.

Villa Monzeglio desde el lateral y la parte trasera.

Por desgracia, como hemos visto en otros iconos arquitectónicos, su catalogación por parte del Instituto de Patrimonio Cultural no ha impedido que los sucesivos propietarios hayan desfigurado por completo el diseño de Montini. En este sentido, la adición de un bloque superior sobre el voladizo y la eliminación de las cristaleras del volumen original han destruido por completo la apariencia liviana del conjunto, transformándola en una suerte de mole ecléctica que se asoma pesadamente sobre sus delgados pilares inclinados. Una lástima.

Estado actual de Villa Monzeglio.
Vista lateral de la Casa Fernandini.

Walter Weberhofer diseñó ocho espectaculares casas en Santa María del Mar, cerca de Lima. Esta es la primera y, sin duda, la más célebre de todas. Su angulosa silueta de plataformas horizontales parece flotar sobre las rocas que la sostienen, extendiéndose hacia el mar sobre el vacío del acantilado.

Vista frontal de la Casa Fernandini.

Su estructura de hormigón armado se interna en la pared rocosa y la incorpora al diseño del edificio. De este modo, la sucesión de terrazas se va desplegando y girando sobre su eje, mientras que la parte superior se configura como un alero de vigas desnudas que aumenta la sensación de ingravidez. A ello también ayuda la sección en ala de avión de la cubierta, que eleva los extremos y los separa de las terrazas.

Vistas de la Casa Fernandini.

En el interior, siempre con el paisaje como referencia, los espacios se organizan, como es lógico, posicionando las zonas de servicios junto a la ladera y los dormitorios, comedor y salón orientados al mar. De las ocho casas que seguían patrones similares, solo quedan algunas en estado original, mientras que las demás han sido demolidas o reformadas hasta resultar irreconocibles.

Casa Las Lomas

Casa Las Lomas.

Volvemos al presente, sin salir de Perú, con este proyecto de Vértice Arquitectos, que guarda cierta continuidad con el proyecto de Weberhofer. Al igual que la casa Fernandini, Las Lomas crece sobre un farallón rocoso y sus volúmenes giran sobre su eje para abarcar una vista panorámica sobre el océano Pacífico.

Vistas desde la Casa Las Lomas.

Las tres cajas se orientan en distintas direcciones y su disposición sirve para separar las zonas públicas de las zonas privadas, sin renunciar en ningún caso a contemplar el paisaje. Así, en el cuerpo principal se ubica un gran salón y una terraza que termina en una piscina volada sobre el horizonte. Mientras tanto, en los otros dos, se encuentran el dormitorio principal y otros dos dormitorios respectivamente.

Vista Nocturna de la Casa Las Lomas.

En este caso, para aumentar la sensación de voladizo, se ha recurrido a un basamento de piedra que se mimetiza con la roca, de manera que la parte superior, de color blanco, aparece de manera horizontal y suspendida sobre el cerro que la sostiene.

Casa en Yatsugatake

Casa en Yatsugatake.

Kidosaki Architects Studio firma este espectacular proyecto suspendido sobre una ladera, completamente orientado a las impresionantes vistas de las montañas de Yatsugatake. Para diseñarlo, el papel del cliente fue esencial, ya que, antes de escoger el terreno donde construiría su casa, decidió mudarse a Tateshina y recorrer a pie los parajes más atractivos hasta encontrar el lugar idóneo.

Vista lateral de la casa de Kidosaki Architects.

Al igual que en los proyectos anteriores, el paisaje y su incorporación a los espacios interiores ha determinado el diseño de toda la casa. Por ello, la presencia de la naturaleza virgen y limpia de toda huella humana es el leitmotiv de cada estancia, enmarcada siempre por la horizontalidad del único volumen que compone el edificio.

Vista nocturna de la casa en Yatsugatake.

De esta manera, desde dentro, el entorno natural se percibe de forma panorámica, sobre todo en la gran zona de estar, a la que se accede, como en Villa Monzeglio, desde la parte trasera. Esta distribución potencia la impresión de vuelo del salón, completamente suspendido y apoyado en el desnivel solo con dos pilares en forma de “V”. Un prodigio de sencillez que deja a la naturaleza todo el protagonismo.

Salón de la casa en Yatsugatake.

FOTOS: Walter Weberhofer, Archdaily, Architectuul, 45g Photography, Vértice Arquitectos, Oriana Twitter, dc_hillier Instagram, Unbounded Adventurer, Films+Architecture WordPress, Kidosaki Architects.

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