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Casa de pueblo

Modernas sin renunciar a su historia. Así son las casas unifamiliares que te traemos esta semana. Cuatro propuestas que desempolvan la arquitectura tradicional y la actualizan para traerla al siglo XXI en plena forma. ¿Quieres saber más? Quédate con nosotros y descubre algunos de los mejores proyectos que han reinventado el concepto clásico de vivienda unifamiliar.

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Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Seguro que si te decimos “casa de pueblo” te viene a la cabeza la típica planta baja oscura, compartimentada y con manchas de humedad por todas partes. Pues bien, vamos a enseñarte que la realidad puede ser bien distinta. La típica vivienda unifamiliar entre medianeras a pie de calle puede ser un punto de partida perfecto para construir la casa que siempre habías soñado. El secreto está en potenciar sus puntos fuertes: techos altos, patio trasero, paredes de piedra o ladrillo sólido; en definitiva, todos aquellas características constructivas y de distribución que contribuyen a la singularidad del edificio. Y, mientras tanto, hay que quebrarse la cabeza para evitar sus males endémicos.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Precisamente en esto último está la diferencia. La creatividad y la capacidad para convertir la necesidad en virtud da lugar a planteamientos innovadores y a soluciones que resultan tan prácticas como estéticas. Eso sí, si lo ves muy difícil, puedes partir de cero. Como verás en la Brick Vault House de Space Popular, siempre puedes elegir un elemento característicos y convertirlo en el leit motiv de una casa completamente nueva. Tú decides.

 

Casa de la Conserva

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Para crear su propia vivienda, el arquitecto Jose Costa eligió una casa tradicional valenciana en el barrio de Aiora. Un edificio clásico de principios del siglo XX cuyo estado inicial obligó a vaciarlo por completo, dejando tan solo la cubierta con sus vigas de madera.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

En primer lugar, se reforzó el forjado y se abrieron los huecos a la calle hasta recuperar sus dimensiones originales. Al mismo tiempo, en su interior, se planteó una distribución permeable para facilitar una doble iluminación, desde la fachada principal y desde el patio de manzana.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Además, para obtener un espacio extra, se construyó un altillo que aprovecha la gran altura interior y sirve de espacio polivalente. Un espacio que se abre al cielo y que sirve de techo para la zona privada de la casa, donde encontramos el dormitorio, el baño y una salita con acceso a una terraza interior.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Un proyecto que nos ha enamorado de principio a fin, por su respeto a la historia de la casa, su combinación de texturas y materiales y su plasticidad en el uso de los espacios.

 

Casa Luz en Cilleros

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

El estudio Arquitectura-G plantea una renovación que supone prácticamente empezar desde cero, con una salvedad: mantener las espectaculares fachadas de piedra que definen la identidad del edificio original.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Para ello, “ocupan” el espacio con una estructura metálica sobre la que construyen la nueva vivienda. Un espacio que contiene un gran patio central que permite una iluminación sobresaliente en todas las estancias y que se abre a una planta baja abierta, concebida como espacio de tránsito entre la calle y el huerto.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

En resumen, una muestra perfecta de cómo construir una vivienda completamente nueva sin alterar el entorno y manteniendo las características más notables de la arquitectura original. De todo, nos quedamos con el gran espacio polivalente de la planta baja, que, al mismo tiempo permite situar el espacio habitable un piso por encima de la calle, asegurando su aislamiento y facilitando su climatización.

 

Edificio Residencial en El Cabanyal

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Bajo este nombre tan aséptico, David Estal y Arturo Sanz plantean un proyecto que se suma a la recuperación de uno de los barrios con más encanto de Valencia. Este edificio histórico de tres plantas se ha renovado para obtener cuatro viviendas en las que el gran patio central sirve de punto de encuentro y disfrute para todos los vecinos.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

En torno a su palmera central se sitúan las casas que han recuperado sus carpinterías interiores y sus baldosas hidráulicas. Una labor de restauración en la que los nuevos materiales se adaptan a los originales, con celosias y pavimentos cerámicos que se integran a la perfección en la estructura de madera y ladrillo.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Asimismo, la fachada principal, con sus elementos modernistas, se pinta con el colorido característico de las casas del Cabanayal y sus ventanas se protegen del sol con las tradicionales persianas de cañizo. Un equilibrio perfecto entre la personalidad del edificio y una nueva idea de vida en vencindad.

 

Brick Vault House en Santa Bárbara

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

Ahora, con vuestro permiso, nos salimos de las medianeras y nos vamos a un proyecto que no se basa en nada preexistente. Sin embargo, es precisamente un elemento de la arquitectura tradicional valenciana y catalana lo que da nombre al edificio: los techos de bóvedilla de ladrillo, también conocidos como “volta catalana”.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

El estudio Space Popular y los arquitectos Alberto Burgos y Javier Cortina han “encajado” los distintos espacios de la casa en una estructura de acero de 10 metros de alto y 10 centímetros de grosor. Su concepción modular está enfocada a una futura fabricación adaptable a parcelas de distinto tamaño.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

La estructura de color verde marca la estética del edificio y conecta el espacio exterior con el interior. Así lo de fuera y lo de dentro se entremezcla variando el protagonismo de los materiales: fuera, el acero; dentro, el ladrillo. Un proyecto innovador, con potencial de estandarización que, sin embargo, resulta enormemente singular.

 

Vista del comedor donde, en el salón, se aprecian dos butacas con la característica “pata de gallo”

 

 

FOTOS: Milena Villalba, José Hevia, Mariela Apollonio,

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