Si hablamos de diseño, es imposible no hablar de Italia. Su capacidad para generar objetos en los que la belleza es sinónimo de utilidad ha elevado a arte la forma de concebir el diseño industrial. La contribución de ingenieros, arquitectos y diseñadores italianos a nuestra vida cotidiana es enorme. Sus creaciones han alcanzado el estatus de iconos mundiales, mientras pasan inadvertidas en nuestro día a día. Hoy queremos mostrarte la historia que esconden algunos de sus hitos del diseño.
Las palabras “diseño” e “italiano” son prácticamente inseparables. Algo así como “tecnología” y “alemana”. Y es que el paso de los años las ha unido hasta conformar un concepto único. En este artículo os proponemos revisitar algunos de los objetos más representativos de su historia industrial. Seguro que ya los conocías y, aunque no es fácil seleccionar unos pocos, esperamos que nos acompañes para conocer algo más sobre ellos.
¿A que nunca te habías parado a pensar en ella? Sin lugar a dudas, es la gran estrella del diseño industrial italiano, un objeto tan cotidiano que parece haber existido desde siempre. Sin embargo, hasta 1933, disfrutar de un buen café en casa era mucho más complicado. Nuestros madrugones o las largas noches de estudio serían mucho peores sin Alfonso Bialetti, el ingeniero que tuvo que formarse específicamente en la fundición de aluminio para poder hacer realidad su proyecto. Un reto que tardó años en conseguir y cuyo diseño, capaz de aunar el Art Decó y el aspecto poliédrico e industrial del Futurismo, ha llegado inalterado hasta nuestros días. De hecho, Bialetti todavía las comercializa y su uso se ha convertido en un auténtico ritual.
La Vespa es otra de esas obras de arte que parecen haber existido desde siempre. Es más, si nos fijamos bien, veremos que sus lineas maestras han permanecido fieles al primer diseño. Además, su nombre todavía se utiliza para denominar una categoría de motocicletas que no tienen por qué ser Piaggio, porque todas las vespas son scooters, pero no todos los scooters son vespas. Aun así, sigue contando con una legión de seguidores en todo el mundo, un verdadero logro si tenemos en cuenta que siempre ha sido considerada la “antimoto”. Sin embargo, este apelativo en absoluto ofendería a su diseñador, el ingeniero aeroespacial Corradino d´Ascanio, quien pensaba que las motos convencionales eran toscas e incómodas. Por cierto, si tienes el día cinéfilo, puedes organizar un maratón Vespa: Vacaciones en Roma, Quadrophenia, Alfie, La intérprete, Caro diario y muchísimas más.
Imitada hasta la saciedad y tan moderna como si se hubiera diseñado ayer mismo. El mérito es de Achille y Pier Giacomo Castiglione, dos hermanos arquitectos, que se enfrentaron al reto de iluminar una mesa de manera cenital sin molestar a los comensales y permitiendo caminar a su alrededor; todo ello sin depender de un punto fijo como las luminarias de techo. La solución fue una lámpara en forma de arco con un contrapeso de mármol de carrara. Una pieza de una sencillez fascinante, ejecutada con una calidad que la convierte en un objeto atemporal.
Es verdad que las máquinas de escribir han quedado para escritores románticos, o como objeto de decoración. Sin embargo, la Olivetti Valentine sigue pareciendo actual, como si se tratara de una apuesta arriesgada para resucitar una forma obsoleta de escribir. Al fin y al cabo, si han vuelto los tocadiscos y los vinilos… Pero no. Hay que teletransportarse hasta 1969, cuando Ettore Sottass y Perry King decidieron crear una máquina de escribir para cualquier lugar, excepto una oficina. Con esa premisa cambiaron la carcasa metálica por una de plástico, eligieron el color rojo y la hicieron portátil. Su estilo rompedor y su perfección técnica la han llevado hasta el MOMA e incluso a actualizarse en forma de prototipo de notebook.
Si nos piden que pensemos en “una silla”, probablemente imaginemos algo parecido a la Superleggera. Seguramente, porque este diseño del genial Gio Ponti es casi un arquetipo inconsciente, la esencia misma del concepto “silla”. Una idea hecha realidad gracias a la resistencia de la madera de fresno, que permite reducir la estructura al mínimo. Así, en este caso, la apariencia de ligereza no es solo una impresión; es la pura verdad. Con su asiento de paja egipcia trenzada apenas supera el kilo y medio de peso, lo que, por otro lado, le otorga cierto aspecto de fragilidad. Una fragilidad a la que Ponti contestaba tirando la silla por la ventana de su estudio e invitando al osado visitante a recogerla intacta dos pisos más abajo.
Fotos: Istock y Alamy.