Es verdad que se ha hecho de rogar, pero parece que el calor por fin ha llegado. Después de la lluvia, las tormentas, el viento y demás bromas de esta primavera convertida en otoño, podemos decir que apetece darse un buen chapuzón. Pero ya que es el primero, nos hemos venido arriba con el escenario y hemos echado un vistazo en España, Portugal y Francia, a ver qué piscinas de ensueño nos quedan más o menos cerca. Nunca se sabe cuándo va a surgir la oportunidad, así que rescata la bolsa de la playa y asegúrate de tener bañador, toalla y chanclas. ¿Saltamos?
En Cádiz, frente al Atlántico, Campo Baeza proyectó una casa orientada al infinito. La sobriedad de la construcción y la claridad del mármol travertino hacen que el edificio parezca surgido de la arena. Y, a modo de gigantesca base, en su cubierta se sitúa la piscina, rodeada de nada, como una lámina extraída del mismo océano. Un solo plano horizontal tan perfecto que parece enrasado con el horizonte.
Seguimos en el Atlántico y subimos hasta Oporto, en Portugal, donde el mar nos regala paisajes de una belleza insuperable… Y olas, vientos y corrientes difícilmente predecibles. Para solucionar los problemas de seguridad y seguir disfrutando del espectacular entorno, las autoridades locales encargaron a un recién establecido Álvaro Siza la difícil labor de domesticar el océano. Conseguirlo le llevó cinco años, desde 1961 hasta 1966 y el resultado es sencillamente impresionante. Situadas sobre un macizo rocoso, los límites de las piscinas se mimetizan con los materiales naturales hasta el punto de parecer una formación creada por la erosión y el efecto de las mareas. Si quieres saber más sobre Siza, puedes echar un vistazo aquí.
Nouvel, de quien ya os hemos contado algunas cosas, es el autor de este centro acuático situado en la localidad francesa de Le Havre. La idea era devolver a la vida la zona de los muelles y el conjunto de edificaciones enmarcadas en el recinto portuario. El proyecto se presenta como una referencia visual de un blanco inmaculado. Un juego de volúmenes níveos que contrasta con el azul de las piscinas y los colores primarios del área infantil. Justo lo contrario que en el exterior, donde los muros de hormigón se han pintado de negro y gris y una serie de ventanas dispuestas aleatoriamente oculta la luminosidad que irradia el conjunto una vez cruzamos sus puertas.
En Toro (Zamora) se encuentra una de las piscinas más espectaculares de nuestro país. El diseño de Vier Arquitectos fue el ganador del concurso público y en 2004 el proyecto se convirtió en realidad. Tras esta aséptica sucesión de acontecimientos, encontramos un edificio diseñado al milímetro; sobrio y austero por fuera, para adaptarse a su enclave monumental, pero vibrante y cambiante en su interior. Los distintos espacios reciben la luz a través de patios interiores que ayudan a regular la temperatura y permiten la ventilación natural aprovechando los espacios en sombra. En resumen, un prodigio de integración urbanística, belleza, simplicidad y sostenibilidad.
Photos: Javier Callejas, Pinterest , Plataforma arquitectura, Héctor Fernández Santos-Díez Portada: Javier Callejas