Bjarke Bundgaard Ingels es, con solo 43 años, una leyenda viva de la arquitectura. Su meteórica carrera comenzó en la Royal Academy de Copenhague y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, una formación que lo llevó a trabajar para OMA y para el mismísimo Rem Koolhaas. Tras fundar el estudio PLOT, junto a Julien de Smedt, construyó VM Houses, un complejo residencial que buscaba reinventar la Unité d´habitation de Le Corbusier. Dos años después de haber obtenido el reconocimiento internacional y el premio de mejor edificio de Escandinavia en 2006, los socios se separaron y Bjarke Ingels fundó BIG. Desde entonces, sus controvertidos proyectos se han convertido invariablemente en modernos iconos de las ciudades que los acogen. Vamos a ver algunos:
Al lado de las VM Houses de Copenhague en las que vivía el propio Ingels, BIG proyectó un edificio en forma de montaña, con 10.000 metros cuadrados de viviendas que conforman una ladera orientada al sur. Bajo las casas y sus terrazas privadas, se esconde un enorme espacio de estacionamiento, mientras que las caras norte y oeste de la “montaña” representan un mural del Himalaya. Una referencia que también encontramos en la imagen del Everest formada por miles de perforaciones sobre las placas de aluminio que protegen el aparcamiento. Este proyecto finalizado en 2008 cosechó importantes premios, como el Premio de la Vivienda del Festival Internacional de Arquitectura, o el premio Foro AID, entre otros.
Después de Mountain Dwellings, Ingels recuperó la idea de VM Houses y trazó un 8 junto a sus anteriores proyectos en Orestad. Sin embargo, en esta ocasión, BIG se enfrentaba al reto de crear un conjunto que integrase las distintas realidades del día a día. Para ello, diseñó una estructura de capas que combinan el uso residencial, comercial y laboral, como si 8 House fuera un hábitat urbano en sí mismo. Los apartamentos se ubican en la parte alta del edificio, mientras que comercios y oficinas ocupan la parte baja. Así, las viviendas disfrutan de vistas privilegiadas del Canal de Copenhague y los servicios quedan a pie de calle. En su interior, un amplio pasillo continuo recorre todo el complejo y llega hasta la cubierta, donde dos praderas verdes favorecen la sostenibilidad del conjunto.
Cuando uno se aproxima al Museo Marítimo Danés, en realidad no ve nada. Si acaso, las barandillas hundiéndose en el suelo. Hasta que no se llega al borde, no se percibe la magnitud del dique seco que BIG convirtió en un homenaje a la histórica tradición náutica de su país. El muelle original, con su forma de barco y sus 150 metros de largo, 25 de ancho y 9 de profundidad, tuvo que ser reforzado tras décadas de abandono para convertirse en la fachada subterránea del museo.
A la orilla del Rio Hudson, con todos los rascacielos de Nueva York a sus espaldas, rompe el skyline la forma piramidal de este proyecto residencial de fachadas inclinadas. Sus 709 apartamentos forman parte de un plan de vivienda asequible que mantendrá el control de los alquileres durante los próximos 35 años. Otra vuelta de tuerca de la dimensión social de la arquitectura y su capacidad para transformar la sociedad.
Si quieres saber más sobre BIG e Ingels, seguro que encuentras un montón de material en Internet. Nosotros, para empezar, te recomendamos ver Abstract: The Art of Design y Big Time. Y, si te quedas con ganas de más, no te puedes perder Yes is more, un “arquicómic” de Ingels sobre la evolución de la arquitectura.